Foto de Jorge Luis Borges
Biografía de Jorge Luis Borges
(Buenos
Aires, 1899 - Ginebra, Suiza, 1986) Escritor argentino. Jorge Luis Borges
procedía de una familia de próceres que contribuyeron a la independencia del
país. Su antepasado, el coronel Isidro Suárez, había guiado a sus tropas a la
victoria en la mítica batalla de Junín; su abuelo Francisco Borges también
había alcanzado el rango de coronel.
Pero fue su padre, Jorge Borges Haslam, quien
rompiendo con la tradición familiar se empleó como profesor de psicología e
inglés. Estaba casado con la delicada Leonor Acevedo Suárez, y con ella y el
resto de su familia abandonó la casa de los abuelos donde había nacido Jorge
Luis y se trasladó al barrio de Palermo, a la calle Serrano 2135, donde creció
el aprendiz de escritor teniendo como compañera de juegos a su hermana Norah.
En aquella casa ajardinada aprendió Borges a
leer inglés con su abuela Fanny Haslam y, como se refleja en tantos versos, los
recuerdos de aquella dorada infancia lo acompañarían durante toda su vida.
Apenas con seis años confesó a sus padres su vocación de escritor, e
inspirándose en un pasaje del Quijote redactó su primera fábula cuando corría
el año 1907: la tituló La visera fatal. A los diez años comenzó ya a publicar,
pero esta vez no una composición propia, sino una brillante traducción al
castellano de El príncipe feliz de Oscar Wilde.
En el mismo año en que estalló la Primera
Guerra Mundial, la familia Borges recorrió los inminentes escenarios bélicos
europeos, guiados esta vez no por un admirable coronel, sino por un ex profesor
de psicología e inglés, ciego y pobre, que se había visto obligado a renunciar
a su trabajo y que arrastró a los suyos a París, a Milán y a Venecia hasta
radicarse definitivamente en la neutral Ginebra cuando estalló el conflicto.
Borges era entonces un adolescente que
devoraba incansablemente la obra de los escritores franceses, desde los
clásicos como Voltaire o Víctor Hugo hasta los simbolistas, y que descubría
maravillado el expresionismo alemán, por lo que se decidió a aprender el idioma
descifrando por su cuenta la inquietante novela de Gustav Meyrink El golem.
Hacia 1918 lee asimismo a autores en lengua
española como José Hernández, Leopoldo Lugones y Evaristo Carriego y al año
siguiente la familia pasa a residir en España, primero en Barcelona y luego en
Mallorca, donde al parecer compuso unos versos, nunca publicados, en los que se
exaltaba la revolución soviética y que tituló Salmos rojos.
En Madrid trabará amistad con un notable
políglota y traductor español, Rafael Cansinos-Assens, a quien extrañamente, a
pesar de la enorme diferencia de estilos, proclamó como su maestro. Conoció
también a Valle Inclán, a Juan Ramón Jiménez, a Ortega y Gasset, a Ramón Gómez
de la Serna, a Gerardo Diego... Por su influencia, y gracias a sus
traducciones, fueron descubiertos en España los poetas expresionistas alemanes,
aunque había llegado ya el momento de regresar a la patria convertido,
irreversiblemente, en un escritor.
De regreso en Buenos Aires, fundó en 1921 con
otros jóvenes la revista Prismas y, más tarde, la revista Proa; firmó el primer
manifiesto ultraísta argentino, y, tras un segundo viaje a Europa, entregó a la
imprenta su primer libro de versos: Fervor de Buenos Aires (1923). Seguirán
entonces numerosas publicaciones, algunos felices libros de poemas, comoLuna de
enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929), y otros de ensayos, como
Inquisiciones, El tamaño de mi esperanza y El idioma de los argentinos, que desde
entonces se negaría a reeditar.
Durante los años treinta su fama creció en
Argentina y su actividad intelectual se vinculó a Victoria y Silvina Ocampo,
quienes a su vez le presentaron aAdolfo Bioy Casares, pero su consagración
internacional no llegaría hasta muchos años después. De momento ejerce
asiduamente la crítica literaria, traduce con minuciosidad a Virginia Woolf, a
Henri Michaux y a William Faulkner y publica antologías con sus amigos. En 1938
fallece su padre y comienza a trabajar como bibliotecario en las afueras de
Buenos Aires; durante las navidades de ese mismo año sufre un grave accidente,
provocado por su progresiva falta de visión, que a punto está de costarle la
vida.
Al agudizarse su ceguera, deberá resignarse a
dictar sus cuentos fantásticos y desde entonces requerirá permanentemente de la
solicitud de su madre y de sus amigos para poder escribir, colaboración que
resultará muy fructífera. Así, en 1940, el mismo año que asiste como testigo a
la boda de Silvina Ocampo y Bioy Casares, publica con ellos una espléndida Antología
de la literatura fantástica, y al año siguiente una Antología poética
argentina.
En 1942, Borges y Bioy se esconden bajo el
seudónimo de H. Bustos Domecq y entregan a la imprenta unos graciosos cuentos
policiales que titulan Seis problemas para don Isidro Parodi. Sin embargo, su
creación narrativa no obtiene por el momento el éxito deseado, e incluso
fracasa al presentarse al Premio Nacional de Literatura con sus cuentos
recogidos en el volumen El jardín de los senderos que se bifurcan, los cuales
se incorporarán luego a uno de sus más célebres libros, Ficciones, aparecido en
1944.
En 1945 se instaura el peronismo en
Argentina, y su madre Leonor y su hermana Norah son detenidas por hacer declaraciones
contra el nuevo régimen: habrán de acarrear, como escribió muchos años después
Borges, una "prisión valerosa, cuando tantos hombres callábamos",
pero lo cierto es que, a causa de haber firmado manifiestos antiperonistas, el
gobierno lo apartó al año siguiente de su puesto de bibliotecario y lo nombró
inspector de aves y conejos en los mercados, cruel humorada e indeseable honor
al que el poeta ciego hubo de renunciar, para pasar, desde entonces, a ganarse
la vida como conferenciante.
La policía se mostró asimismo suspicaz cuando
la Sociedad Argentina de Escritores lo nombró en 1950 su presidente, habida
cuenta de que este organismo se había hecho notorio por su oposición al nuevo
régimen. Ello no obsta para que sea precisamente en esta época de tribulaciones
cuando publique su libro más difundido y original, El Aleph (1949), ni para que
siga trabajando incansablemente en nuevas antologías de cuentos y nuevos
volúmenes de ensayos antes de la caída del peronismo en 1955.
En esta diversa tesitura política, el recién
constituido gobierno lo designará, a tenor del gran prestigio literario que ha
venido alcanzando, director de la Biblioteca Nacional e ingresará asimismo en
la Academia Argentina de las Letras. Enseguida los reconocimientos públicos se
suceden: Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cuyo, Premio Nacional de
Literatura, Premio Internacional de Literatura Formentor, que comparte con
Samuel Beckett, Comendador de las Artes y de las Letras en Francia, Gran Premio
del Fondo Nacional de las Artes de Argentina, Premio Interamericano Ciudad de
Sèo Paulo...
Inesperadamente, en 1967 contrae matrimonio
con una antigua amiga de su juventud, Elsa Astete Millán, boda de todos modos
menos tardía y sorprendente que la que formalizaría pocos años antes de su
muerte, ya octogenario, con María Kodama, su secretaria, compañera y lazarillo,
una mujer mucho más joven que él, de origen japonés y a la que nombraría su
heredera universal. Pero la relación con Elsa fue no sólo breve, sino
desdichada, y en 1970 se separaron para que Borges volviera de nuevo a quedar
bajo la abnegada protección de su madre.
Los últimos reveses políticos le
sobrevinieron con el renovado triunfo electoral del peronismo en Argentina en
1974, dado que sus inveterados enemigos no tuvieron empacho en desposeerlo de
su cargo en la Biblioteca Nacional ni en excluirlo de la vida cultural porteña.
Dos años después, ya fuera como consecuencia
de su resentimiento o por culpa de una honesta alucinación, Borges, cuya
autorizada voz resonaba internacionalmente, saludó con alegría el derrocamiento
del partido de Perón por la Junta Militar Argentina, aunque muy probablemente
se arrepintió enseguida cuando la implacable represión de Videla comenzó a
cobrarse numerosas víctimas y empezaron a proliferar los
"desaparecidos" entre los escritores. El propio Borges, en compañía
de Ernesto Sábato y otros literatos, se entrevistó ese mismo año de 1976 con el
dictador para interesarse por el paradero de sus colegas
"desaparecidos".
De todos modos, el mal ya estaba hecho,
porque su actitud inicial le había granjeado las más firmes enemistades en
Europa, hasta el punto de que un académico sueco, Artur Ludkvist, manifestó
públicamente que jamás recaería el Premio Nobel de Literatura sobre Borges por
razones políticas. Ahora bien, pese a que los académicos se mantuvieron recalcitrantemente
tercos durante la última década de vida del escritor, se alzaron voces, cada
vez más numerosas, denunciando que esa actitud desvirtuaba el espíritu del más
preciado premio literario.
Para todos estaba claro que nadie con más
justicia que Borges lo merecía y que era la Academia Sueca quien se
desacreditaba con su postura. La concesión del Premio Cervantes en 1979
compensó en parte este agravio. En cualquier caso, durante sus últimos días
Borges recorrió el mundo siendo aclamado por fin como lo que siempre fue: algo
tan sencillo e insólito como un "maestro".
Borges es sin duda el escritor argentino con
mayor proyección universal. Se hace prácticamente imposible pensar la
literatura del siglo XX sin su presencia, y así lo han reconocido no sólo la
crítica especializada sino además las diversas generaciones de escritores, que
vuelven con insistencia sobre sus páginas como si éstas fueran canteras
inextinguibles del arte de escribir.
Borges fue el creador de una cosmovisión muy
singular, sostenida sobre un original modo de entender conceptos como los de
tiempo, espacio, destino o realidad. Sus narraciones y ensayos se nutren de
complejas simbologías y de una poderosa erudición, producto de su frecuentación
de las diversas literaturas europeas, en especial la anglosajona -William
Shakespeare, Thomas De Quincey, Rudyard Kipling o Joseph Conrad son referencias
permanentes en su obra-, además de su conocimiento de la Biblia, la Cábala
judía, las primigenias literaturas europeas, la literatura clásica y la
filosofía. Su riguroso formalismo, que se constata en la ordenada y precisa
construcción de sus ficciones, le permitió combinar esa gran variedad de
elementos sin que ninguno de ellos desentonara.
El primer libro de poemas de Borges fue
Fervor de Buenos Aires (1923), en el que ensayó una visión personal de su
ciudad, de evidente cuño vanguardista. En 1925 dio a conocer Luna de enfrentey,
tres años más tarde, Cuaderno San Martín, poemarios en los que aparece con insistencia
su mirada sobre las "orillas" urbanas, esos bordes geográficos de
Buenos Aires en los que años más tarde ubicará la acción de muchos de sus
relatos.
Puede decirse que en estos primeros libros
Borges funda con su escritura una Buenos Aires mítica, dándole espesor
literario a calles y barrios, portales y patios. El poeta parece rondar la
ciudad como un cazador en busca de imágenes prototípicas, que luego volcará con
maestría en sus versos y prosas.
En 1930 publicó Evaristo Carriego, un título
esencial en la producción borgeana. En este ensayo, al tiempo que traza una
biografía del poeta popular que da título al libro, se detiene en la invención
y narración de diferentes mitologías porteñas, como en la poética descripción
del barrio de Palermo. Evaristo Carriego no responde a la estructura
tradicional de las presentaciones biográficas, sino que se sirve de la figura
del poeta elegido para presentar nuevas e inéditas visiones de lo urbano, como
se manifiesta en capítulos tales como "Las inscripciones de los
carros" o "Historia del tango".
Hacia 1932 da a conocer Discusión, libro que
reúne una serie de ensayos en los que se pone de manifiesto no sólo la agudeza
crítica de Borges sino además su capacidad en el arte de conmover los conceptos
tradicionales de la filosofía y la literatura. Además de las páginas dedicadas
al análisis de la poesía gauchesca, este volumen integra capítulos que han
servido como venero de asuntos de reflexión para los escritores argentinos,
tales como "El escritor argentino y la tradición", "El arte
narrativo y la magia" o "La supersticiosa ética del lector".
En 1935 aparece Historia universal de la
infamia, con textos que el propio autor califica como ejercicios de prosa
narrativa y en los que es evidente la influencia de Robert Louis Stevenson y
Gilbert Chesterton. Este volumen incluye uno de sus cuentos más famosos,
"El hombre de la esquina rosada".
Historia de la eternidad (1936) y, sobre
todo, Ficciones(1944) acabaron de consolidar a Borges como uno de los
escritores más singulares del momento en lengua castellana. En las páginas de
este último libro se despliega toda su maestría imaginativa, plasmada en
cuentos como "La biblioteca de Babel", "El jardín de los
senderos que se bifurcan" o "La lotería de Babilonia". También
pertenece a este volumen "Pierre Menard, autor del Quijote", relato o
ensayo -en Borges esos géneros suelen confundirse deliberadamente- en el que
reformula con genial audacia el concepto tradicional de influencia literaria.
También de 1944 es Artificios, que incluye su
célebre cuento "La muerte y la brújula", en el que la trama policial
se conjuga con sutiles apreciaciones derivadas del saber cabalístico, al que
Borges dedicó devota atención. El Aleph (1949), volumen de diecisiete cuentos,
vuelve a demostrar su maestría estilística y su ajustada imaginación, que
combina elementos de la tradición filosófica y de la literatura fantástica.
Además del cuento que da título al libro, se incluyen otros como "Emma
Zunz", "Deutsches Requiem", "El Zahir" y "La
escritura del Dios".
El Hacedor (1960) incluía algunas piezas
escritas treinta años antes y sin embargo guardaba una sólida unidad entre
todas sus partes, no sólo formal sino también en cuanto a contenidos, siempre
alineados en la idea borgeana de que tanto los grandes sistemas de la
metafísica como las parábolas y las elucidaciones de la teología son elementos
que forman parte del gran mundo de la literatura fantástica.
La obra de Borges se reparte también en un
buen número de volúmenes escritos en colaboración, tanto dedicados a la ficción
como al ensayo. Engrosan el caudal de sus escritos una gran cantidad de notas
de crítica bibliográfica y comentarios de literatura, aparecidos en diferentes
publicaciones periódicas argentinas y extranjeras, además de conferencias y
entrevistas en las que desplegó con inteligencia y mordacidad sus puntos de
vista. Se trata de una parte de su obra que, casi a la misma altura que sus
libros considerados mayores, ha sido objeto recurrente de comentario y estudio
por parte de la crítica y de numerosas recopilaciones.
Cuentos
- Borges en 1978.
- Historia universal de la infamia (1935)
- El espantoso redentor Lazarus Morell
- El impostor inverosímil Tom Castro
- La viuda Ching, pirata
- El proveedor de iniquidades Monk Eastman
- El asesino desinteresado Bill Harrigan
- El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké
- El tintorero enmascarado Hákim de Merv
- Hombre de la esquina rosada
- Un teólogo en la muerte
- La cámara de las estatuas
- Historia de los dos que soñaron
- El brujo postergado
- El espejo de tinta
- Ficciones (1944)
I. El jardín de senderos que se bifurcan
Prólogo
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius
El acercamiento a Almotásim
Pierre Menard, autor del Quijote
Las ruinas circulares
La lotería en Babilonia
Examen de la obra de Herbert Quain
La biblioteca de Babel
El jardín de senderos que se bifurcan
II. Artificios
Prólogo
Funes el memorioso
La forma de la espada
Tema del traidor y del héroe
La muerte y la brújula
El milagro secreto
Tres versiones de Judas
El fin
La secta del Fénix
El Sur
El Aleph (1949)
El inmortal
El muerto
Los teólogos
Historia del guerrero y la cautiva
Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)
Emma Zunz
La casa de Asterión
La otra muerte
Deutsches Requiem
La busca de Averroes
El Zahir
La escritura del Dios
Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto
Los dos reyes y los dos laberintos
La Espera
El hombre en el umbral
El Aleph
El informe de Brodie (1970)
La intrusa
El indigno
Historia de Rosendo Juárez
El encuentro
Juan Muraña
La señora mayor
El duelo
El otro duelo
Guayaquil
El evangelio según Marcos
El informe de Brodie
El libro de arena (1975)
El otro
Ulrica
El Congreso
There are more things
La secta de los treinta
La noche de los dones
El espejo y la máscara
Undr
Utopía de un hombre que está cansado
El soborno
Avelino Arredondo
El disco
El libro de arena
Epílogo.
La memoria de Shakespeare (1983)
Veinticinco de agosto de 1983
Tigres azules
La rosa de Paracelso
La memoria de Shakespeare
Ensayos
- Inquisiciones (1925)
- El tamaño de mi esperanza (1926)
- El idioma de los argentinos (1928)
- Evaristo Carriego (1930)
- Discusión (1932)
- Historia de la eternidad (1936)
- Aspectos de la literatura gauchesca (Número. 1950)
- Otras inquisiciones (1952)
- Siete noches (1980)
- Nueve ensayos dantescos (1982)
- Atlas (1985)
Poesía
- Los ritmos rojos (1918)
- Fervor de Buenos Aires (1923)
- Luna de enfrente (1925)
- Cuaderno San Martín (1929)
- El hacedor (1960)
- El otro, el mismo (1964)
- Para las seis cuerdas (1965)
- Elogio de la sombra (1969)
- El oro de los tigres (1972)
- La rosa profunda (1975)
- La moneda de hierro (1976)
- Historia de la noche (1977)
- Adrogué, con ilustraciones de Norah Borges (1977)
- La cifra (1981)
- Los conjurados (1985)
Antologías
- Antología personal (1961)
- Nueva antología personal (1968).
- Libro de sueños (1976)
- Textos cautivos (1986).
- Borges en el hogar (2000).
Obras en
colaboración
- Índice de la poesía americana (16), antología con Vicente Huidobro y Alberto Hidalgo
- Antología clásica de la literatura argentina (1937), con Pedro Henríquez Ureña
- Antología de la literatura fantástica (1940), con Bioy Casares y Silvina Ocampo
- Antología poética argentina (1941), con Bioy Casares y Silvina Ocampo
- Seis problemas para don Isidro Parodi (1942), con Bioy Casares
- El compadrito (1945), antología de textos de autores argentinos en colaboración con Silvina Bullrich
- Dos fantasías memorables (1946), con Bioy Casares
- Un modelo para la muerte (1946), con Bioy Casares
- Obras escogidas (1948).
- Antiguas literaturas germánicas (México, 1951), con Delia Ingenieros
- El idioma de Buenos Aires (1952), con José Edmundo Clemente
Obras
completas (1953)
- El Martín Fierro (1953), con Margarita Guerrero
- Poesía gauchesca (1955), con Bioy Casares
- Cuentos breves y extraordinarios (1955), con Bioy casares
- El paraíso de los creyentes (1955), con Bioy casares
- Leopoldo Lugones (1955), con Betina Edelberg
- Los orilleros (1955), con Bioy Casares
- La hermana Eloísa (1955), con Luisa Mercedes Levinson
- Manual de zoología fantástica (México, 1957), con Margarita Guerrero
- Los mejores cuentos policiales (1943 y 1956), con Bioy Casares
- Libro del cielo y del infierno (1960), con Bioy Casares
- Introducción a la literatura inglesa (1965), con María Esther Váquez
- Literaturas germánicas medievales (1966), con María Esther Vázquez, revisa y corrige el tratado Antiguas literaturas germánicas
- Introducción a la literatura norteamericana (1967), con Estela Zemborain de Torres
- Crónicas de Bustos Domecq (1967), con Bioy Casares.
- El libro de los seres imaginarios (1967), escrito en colaboración con Margarita Guerrero.
- Nueva antología personal (1968).
- Prólogos (1975).
- ¿Qué es el budismo? (1976), con Alicia Jurado
- Diálogos (1976), con Ernesto Sabato
- Nuevos cuentos de Bustos Domecq (1977), con Bioy Casares
- Breve antología anglosajona (1978), con María Kodama
- Obras completas en colaboración (1979)
- Atlas (1985), con María Kodama
- Textos cautivos (1986), textos publicados en la revista El hogar
Guiones de
cine
- Los orilleros (1939). Escrito en colaboración con Adolfo Bioy Casares
- El paraíso de los creyentes (1940). Escrito en colaboración con Adolfo Bioy Casares
- Invasión (1969). Escrito en colaboración con Adolfo Bioy Casares y Hugo Santiago.
- Les autres (1972). Escrito en colaboración con Hugo Santiago