Foto de Julio Herrera y Reissig
Biografía de Julio Herrera y Reissig
(Montevideo, 1875 - 1910) Poeta uruguayo considerado una de las cumbres del modernismo y uno de "los cuatro delfines" y herederos de Rubén Darío, junto a Leopoldo Lugones, Amado Nervo y Ricardo Jaimes Freyre. El propio fundador del movimiento lo citaba como el modelo ideal del poeta, por su exotismo, su rechazo a las servidumbres de la vida cotidiana y su aislamiento, que culminó con las exclusivas tertulias de la "Torre de los Panoramas", un altillo céntrico con vistas marítimas, que entre 1902 y 1907 Herrera convirtió en eje y monumento del decadentismo rioplatense.
Julio Herrera y Reissig
Hijo predilecto de una familia colonial patricia, ya empobrecida cuando su nacimiento, consiguió no obstante cursar estudios en Madrid y París, y regresó a su tierra como un apóstol del simbolismo, al que el descubrimiento de Darío acabaría de radicalizar hasta extremos en los que jamás incurrió el vate nicaragüense, tales como su desprecio por la modesta identidad sudamericana ("me arrebujo en mi desdén por mi país") o la ostentosa publicidad que hacía de su adicción a la morfina. Víctima de una cardiopatía congénita y de una hipersensibilidad enfermiza, padeció varios episodios dramáticos que culminaron con el infarto que acabó con su vida.
Casi todo lo que publicó durante ella (Los peregrinos de piedra, Wagnerianas, Las pascuas del tiempo, Los maitines de la noche, Aguas del Aqueronte, Las manzanas de Amarilys, entre 1898 y 1909) denota la huella, por un lado, de Baudelaire y Leconte de Lisle, y por otro de Rubén Darío y Leopoldo Lugones, a medida que la influencia parnasiana iba cediendo lugar a su descubrimiento de la estética modernista, por lo que Herrera no hubiese sido otra cosa que el mayor animador y modelo vital de esta escuela, si sus abundantes publicaciones póstumas no le hubiesen otorgado el lugar que merecía: el de una de las voces más poderosas y originales del modernismo, no sólo en Sudamérica sino en el ámbito de la lengua.
Hasta cuatro aspectos diversos ha señalado la crítica en la lujosa herencia del poeta: la amplia experimentación formal, métrica y rítmica, de Los éxtasis de la montaña; la emotividad y el erotismo sentimental de Los parques abandonados; el registro exótico, en una variante personalísima, de Ópalos yLos cromos; la oscuridad hermética y el insólito satanismo de Desolación absurda y Tertulia lunática. Esta versatilidad ha planteado numerosos interrogantes sobre la auténtica naturaleza de Herrera y sobre la interpretación que debe darse a sus datos biográficos, por lo que su obra y su figura han provocado en casi un siglo el renovado interés de los especialistas.
Obra
- Herrera y Reissig escribió ficción, ensayos políticos y muchas otras obras, pero es fundamentalmente conocido y reconocido por su producción poética.
- Canto a Lamartine (1898)
- Epílogo wagneriano a "La política de fusión" con surtidos de psicología sobre el Imperio de Zapicán (1902)
- Las pascuas del tiempo (1902)
- Los maitines de la noche (1902)
- La vida (1903)
- Los parques abandonados (1902-1908)
- Los éxtasis de la montaña (1904-1907)
- Sonetos vascos (1908)
- Las clepsidras (1909)
- La torre de las esfinges (1909)
- Los peregrinos de piedra (1909)
- La torre de marfil
- Poesías completas (1913, póstuma)
- Páginas en prosa (1961, póstuma)
Poesías
- En orden alfabético, se indica en cursiva el primer verso.
- Desolación absurda (Noche de tenues suspiros)
- El canto de las horas (Aramís ordena que los doce Meses)
- El canto de los meses (Aramís ordena que los danzarines)
- Fiesta popular de ultratumba (Un gran salón. Un trono. Cortinas. Graderías.)
- La gran soirée de la elegancia. La danza de los meses y de las horas. Galanterías eternas (Decoración: La sala semeja una floresta)
- Llegada de los meses y de las horas (Saludando cortésmente a la buena Mamá Juno)
- Numen (Mefistófela divina,)
- Recepción instrumental del gran polígloto Orfeo (Entra el viejo Orfeo. Mil notas auroran)
- Su majestad el tiempo (El viejo Patriarca)
- Terminación de la fiesta. Despedidas y quejas. Llueve. Desfile de la concurrencia (Suenan galanteos y besos y adioses:)
- Tertulia lunática (En túmulo de oro vago)
Sonetos
- En orden alfabético, se indica en cursiva el primer verso.
- Amor sádico (Ya no te amaba, sin dejar por eso)
- Bostezo de luz (Cien fugas de agua viva rezan a la discreta)
- Bromuro (Burlando con frecuencia el vasallaje)
- Buen día («Do re mi fa» de un piano de vidrio en el follaje)
- Canícula (Labora la coqueta falange rusticana)
- Claroscuro (En el dintel del cielo llamó por fin la esquila.)
- Claroscuro (II) (Son campos solariegos... Tal vez, ay! ese muro)
- Consagración (Surgió tu blanca majestad de raso,)
- Decoración heráldica (Soñé que te encontrabas junto al muro)
- Dominus vobiscum (Bosteza el buen Domingo, zángano de semana...)
- Ebriedad (Apurando la cena de aceitunas y nueces,)
- El abrazo pitagórico (Bajo la madreselva que en la reja)
- El alba (Humean en la vieja cocina hospitalaria)
- El almuerzo (Llovió. Trisca a lo lejos un sol convaleciente,)
- El ama (Erudita en lejías, doctora en la compota)
- El ángelus (Salpica, se abre, humea, como la carne herida,)
- El baño (Entre sauces que velan una anciana casuca,)
- El burgo (Junto al cielo en la cumbre de una sierra lampiña,)
- El consejo (El astrónomo, el vate y el mentor se han reunido...)
- El cura (Es el Cura... Lo han visto las crestas silenciarías,)
- El despertar (Alisia y Cloris abren de par en par la puerta)
- El dintel de la vida (Oh, la brega que jacta de viruta y de pieles!...)
- El domingo (Te anuncia un ecuménico amasijo de hogaza,)
- El entierro (Cuatro rudos gañanes, sobre el hombro herculoso)
- El espejo (Se hunden en una sorda crisis meditabunda...)
- El genio de los campos (Por donde humea el último arado en los cultivos,)
- El guardabosque (La mesnada que aúlle o la sierpe se enrosque,)
- El labrador (Cual si pluguiese al Diablo -vaya un decir- engorda)
- El monasterio (A una menesterosa disciplina sujeto,)
- El regreso (La tierra ofrece el ósculo de un saludo paterno)
- El secreto (Se adoran. Timo atiende solícita al gobierno)
- El teatro de los humildes (Es una ingenua página de la Biblia el paisaje...)
- Epitalamio ancestral (Con la pompa de brahmánicas unciones,)
- Exhalación suprema (Bajo el regio crepúsculo de oro azul y grosella,)
- Éxtasis (Bion y Lucina, émulos en fervoroso alarde,)
- Fecundidad («¡Adán, Adán, un beso!», dijo, y era)
- Fiat lux (Sobre el rojo diván de seda intacta,)
- Galantería ingenua (A través de la bruma invernal y del limo,)
- Génesis (Los astros tienen las mejillas tiernas...)
- Idealidad exótica (Tal la exangüe cabeza, trunca y viva,)
- Idilio (La sombra de una nube sobre el césped recula...)
- Idilio espectral (Pasó en un mundo saturnal; yacía)
- Iluminación campesina (Alternando a capricho el candor de sus prosas,)
- Invierno (El invierno embalsama, con sugestión de faustos)
- Julio (¡Frío, frío, frío!)
- La casa de Dios (Flamante con sus gafas sin muchos retintines,)
- La casa de la montaña (Ríe estridentes glaucos el valle; el cielo franca)
- La cátedra (De pie, entre sus discípulos y las torvas montañas,)
- La cena (Un repique de lata la merienda circula...)
- La dicha (Todas -blancas ovejas fieles a su pastora-)
- La escuela (Bajo su banderola pertinente, la escuela)
- La estrella del destino (La tumba, que ensañáse con mi suerte,)
- La flauta (Tirita entre algodones húmedos la arboleda...)
- La granja (Monjas blancas y lilas de su largo convento,)
- La huerta (Por la teja inclinada de las rosas techumbres)
- La iglesia (En un beato silencio el recinto vegeta.)
- La llavera (Viste el hábito rancio y habla ronco en voz densa;)
- La misa cándida (¡Jardín de rosa angélico, la tierra guipuzcoana!)
- La noche (La noche en la montaña mira con ojos viudos)
- La procesión (El señor Cura, impuesto de sus oros sagrados,)
- La siega (La mocedad que acude, briosa, de las campañas,)
- La siesta (No late más un único reloj: el campanario,)
- La sombra dolorosa (Gemían los rebaños. Los caminos)
- La velada (La cena ha terminado: legumbres, pan moreno)
- La vendimia (Mordiscan las tijeras con apáticos mimos,)
- La vuelta de los campos (La tarde paga en oro divino las faenas...)
- La zampoña (Lux no alisa el corpiño, ni presume en la moña;)
- Las horas graves (Sahúmase el villaje de olores a guisados;)
- Las madres (Verde luz y heliotropo en los amplios confines...)
- Los carros (Mucho antes que el agrio gallinero, acostumbra)
- Los perros (El olivo y el pozo... Dormida una aldeana)
- Meridiano durmiente (Frente a la soporífera canícula insensata,)
- Neurastenia (Huraño el bosque muge su rezongo,)
- Nirvana crepuscular (Con su veste en color de serpentina,)
- Otoño (La druídica pompa de la selva se cubre)
- Panteo (Sobre el césped mullido que prodiga su alfombra,)